Claude Monet (1840-1926)
En este lienzo, la presencia humana no sólo se intuye. Monet representa de un modo esquemático a los pescadores que salen a faenar en sus barcas, muchos de los cuales no son más que pinceladas sueltas. Tan sólo el timonel está ligeramente más detallado. Así como los rayos del solo parecen impregnar todo el cielo con tonalidades amarillo-anaranjadas, en el agua su reflejo se limita a una estrecha franja, realizada con pinceladas horizontales de color naranja que se van espaciando a medida que se acerca el espectador. Monet, influido por Turner y Whistler, da protagonismo al Sol gracias a la intensidad cromática que le imprime, añadiendo bermellón y amarillo al naranaja primigenio. Además del color, las pinceladas crean un volumen que permite delimitar perfectamente la esfera solar. La bruma que impregna el lienzo impide que la irradiación distorione la esfera perfecta que dibuja.
La actividad del puerto de Le Havre está representada por los barcos mercantes situados al fondo del lienzo y por las fábricas que trabajan intensamente, lanzando sus columnas de humo hacia el cielo. Sólo unas cuantas pinceladas esbozan tanto los mercantes como la maquinaria, realizada con una mezcla de tonos azules y verdes, que deja entrever en algunos puntos la imprimación del lienzo. Monet no busca ser detallista; sólo tiene el afán de captar el instante.
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